Porque es un producto renovable, reciclable y carbono neutro o positivo. En un mundo que tiene el desafío de absorber el crecimiento de la población, la inclusión en el bienestar de millones de pobres y en un contexto de recursos escasos y cambio climático, las opciones de productos amigables con un desarrollo sostenible son pocas. La madera es una de ellas. Provee materia prima para productos de primera necesidad de la población, como viviendas, muebles, papeles, energía, químicos, reemplazando en muchos casos, el uso de productos no renovables provenientes de la minería y los combustibles fósiles. Con las nuevas tecnologías, como la nanotecnología y las biorrefinerías, se agregan un sinnúmero de otras aplicaciones.
La madera es un recurso natural y sustentable que, debido a su velocidad de respuesta, la capacidad disponible del recurso forestal y el procesamiento industrial, permite dinamizar el empleo y las economías regionales, agregando valor a la materia prima proveniente de bosques cultivados como también por los claros beneficios ambientales, económicos y constructivos de los sistemas utilizados.
Se trata de una cadena de valor que tiene un efecto multiplicador desde la semilla, la plantación, resina y todos sus derivados, manejo forestal, cosecha de rollos, destino de rollos finos para celulosa y papel y de rollos para madera aserrable, aprovechamiento de desperdicio como chip y viruta para generación de energía renovable, maderas y molduras con destino para la construcción y viviendas con madera y muebles, entre otros usos.
Especialmente en la construcción y en comparación con otros materiales, la madera es un material renovable, reciclable y carbono neutro. Esto contribuye con la mitigación del cambio climático y a su vez con calentamiento global, siendo el material de menor demanda energética para su fabricación. Debido a su capacidad aislante superior a cualquier material de uso tradicional en el país, promueve un bajo consumo energético que implica ahorro para el usuario y la sociedad, en un contexto energético deficitario. Asimismo, la madera cuenta con una gran resistencia estructural en relación a su peso, con un óptimo comportamiento antisísmico, posee una buena resistencia ante el fuego, es durable, estética y cálida.
ES RENOVABLE
La madera utilizada proviene de bosques implantados, asegurando un suministro constante de material renovable y sostenible.
ES TÉRMICAMENTE EFICIENTE
La eficiencia energética de una vivienda de madera es superior a la de la construcción húmeda. Consume menos energía para calefacción y refrigeración.
ES RÁPIDA PARA LA CONSTRUCCIÓN
Al ser un material seco y con la posibilidad de industrializar y prefabricar en taller con alta precisión, es mucho más rápida que las alternativas en construcción húmeda.
ES DURADERA
Con el tratamiento adecuado, una vivienda con madera tiene igual o menor mantenimiento que la construcción húmeda. Se elimina, por ejemplo, el problema de la humedad de cimientos en paredes.
ES FÁCIL DE TRABAJAR
Simplifica las tareas en obra, es un material altamente adaptable a cada necesidad.
ES MÁS SUSTENTABLE
Como material de construcción demanda menos recursos y menor energía en su proceso de producción, por lo tanto es poco contaminante.
ES ALTAMENTE RESISTENTE
Se emplea mundialmente en viviendas de planta baja, 2, 3 y 4 pisos de altura. En la actualidad hay edificios de 17 pisos y más de 70 metros de altura.
ES LIVIANA
Pesa hasta 6 veces menos que la mampostería y el hormigón, es más transportable y manipulable. Genera menor costo en las fundaciones de la vivienda.
ES RESISTENTE AL FUEGO
La madera se comporta de manera predecible y hace una vivienda más segura.
Al igual que otros materiales se quema, pero su resistencia al fuego es igual o mejor que el de otras alternativas constructivas. En el caso de entramados ligeros, se emplean materiales adicionales que protegen a la estructura
y retardantes que minimizan la combustibilidad y reducen la propagación de las llamas.